Teatro de Westlake pule y resalta talentos inmigrantes - Los Angeles Times
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Teatro de Westlake pule y resalta talentos inmigrantes

Los estudiantes llegan a las clases todos los martes por la tarde.
Los estudiantes llegan a las clases todos los martes por la tarde.
(Selene Rivera)
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Escondido en las entrañas de un vecindario de calles angostas y repleto de viviendas, el Teatro Frida Kahlo, en el área de Westlake, es un lugar de ensueño para muchos aspirantes artistas. Estos no son los típicos jóvenes que llegan de otros estados del país a las calles de Hollywood para ser descubiertos, ellos son inmigrantes latinos.

La gran mayoría de los adultos que llegan a ese teatro han soñado con los escenarios, los aplausos e incluso hasta hacerla en grande en Hollywood, pero a lo largo de su vida les dijeron que la actuación no era una carrera real, que no se ajustaban al molde de belleza para ese trabajo, o que acabarían como indigentes en el intento.

Los que llegan aquí también saben que tienen grandes oportunidades de lograr sus sueños, pues para sorpresa de muchos, de aquí han salido varios artistas destacados.

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Rubén Amavizca-Murúa, director artístico del Grupo de Teatro Sinergia (en camisa verde) imparte los talleres por la noche.
Rubén Amavizca-Murúa, director artístico del Grupo de Teatro Sinergia (en camisa verde) imparte los talleres por la noche.
(Selene Rivera)

Cada martes por la tarde, estos estudiantes dejan atrás la bolsa de basura de críticas, y llegan al único lugar de la ciudad de Los Ángeles donde pueden relucir a sus artistas internos después de una intensa jornada laboral.

Los estudiantes son recibidos de primera mano por los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera, plasmados en la colorida puerta de entrada al teatro.

Una vez que ellos han tomado asiento en las butacas, Rubén Amavizca-Murúa, director artístico del Grupo de Teatro Sinergia, empieza el taller en español.

En esta ocasión, los aspirantes artistas aprenden a crear sus personajes al hacer pequeñas presentaciones enfrente de sus compañeros y aprenden a proyectar su voz a través de ejercicios de modulación, lo que a primera vista podría verse ridículo, para ellos es parte de soltarse en el escenario.

Emma Valdez, inmigrante mexicana, toma las clases desde el verano del 2019.
Emma Valdez, inmigrante mexicana, toma las clases desde el verano del 2019.
(Selene Rivera )

El Grupo de Teatro Sinergia, una organización sin fines de lucro que opera el Teatro Frida Kahlo, fue fundado en julio de 1987 por cuatro artistas inmigrantes latinos de Los Ángeles. Sin embargo, el pequeño grupo se deshizo y Amavizca-Murúa, un inmigrante de Mexicali, la capital del estado de Baja California, al norte de México, quedó como director artístico de la organización en 1993.

La misión de la organización es promover el teatro entre la comunidad latina de la zona de Westlake, que cuenta principalmente con una población altamente transitoria, de bajos ingresos, compuesta en su mayoría por grupos de inmigrantes de primera generación de Guatemala, Nicaragua, El Salvador y México, dijo Amavizca-Murúa.

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El escritor y autor enfatizó que la organización no discrimina a nadie que acuda en busca de clases, pero que es primordial llevar a cabo los talleres en el idioma español, debido a la brecha de oportunidades que existe en la industria de la actuación y producción para los latinos, especialmente los inmigrantes.

Si bien casi 4 de cada 20 estadounidenses son hispanos, solo hay un latino entre cada 20 protagonistas de películas y uno entre cada 20 actores cinematográficos, según el “Hollywood Diversity Report 2021”, publicado por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) https://socialsciences.ucla.edu/deans-initiatives/initiative-archive/hollywood-diversity-report/.

Asimismo, los latinos suman solo el 3.2 por ciento de los escritores, y el porcentaje es menor en el caso de los directores con tal solo el 2.7 por ciento.

“Somos inmigrantes que estamos aquí y queremos formar parte en todos los rubros inclusive en el del entretenimiento, no podemos seguir siendo ignorados. No podemos seguir siendo invisibles”, dijo Amavizca-Murúa, quien se mudó a Los Ángeles en 1985 para avanzar sus clases de actuación.

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“Me ha preguntado la gente, ‘por qué los talleres en español’. Yo les digo que no solo hay aquellos que gustan de escuchar el idioma, sino que hay aquellos que necesitan aprender en su idioma también”, dijo el actor y escritor.

Un año después de haberse convertido en el director artístico del Grupo de Teatro Sinergia, Amavizca-Murúa fundó el Teatro Frida Kahlo, ubicado en el 2332 West Fourth Street, y ahí tuvo la oportunidad de establecer la organización, luego de que la ciudad de Los Ángeles le otorgara el espacio.

El edificio de 28 por 22 pies de largo se convirtió entonces en un vibrante centro cultural comunitario. Con ayuda de subvenciones, la propia comunidad e inclusive ahorros del director, se instalaron luces, 99 butacas y el escenario.

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De ese lugarcito han salido varias figuras destacadas como la actriz y comediante Ludo Vika, la actriz Tonantzin Carmelo, el directo y actor Emanuel Loarca, el actor Luis Chávez y la productora de film Victoria Alonso, entre varios otros.

El Grupo de Teatro Sinergia cumplió 35 años de existencia el pasado junio, y 28 años operando en el Teatro Frida Kahlo, pero “lo importante no es la cantidad de años que tenemos, sino saber que cientos de alumnos han logrado cumplir sus sueños en nuestro escenario a pesar de los malos comentarios que hayan recibido por amor al arte”, dijo Amavizca-Murúa.

La propia familia de Amavizca-Murúa en algún momento lo quisieron persuadir para que se convirtiera en doctor, y al igual que a otros le dijeron podría convertirse en drogadicto e indigente si continuaba el camino de la actuación, pero el decidió estudiar en Escuela de Artes Teatrales del Instituto Nacional de Bellas Artes en la Ciudad de México, y luego en el Departamento de Teatro de Los Ángeles City College.

“Es indispensable borrar estos estigmas que muchos tienen cuando se trata de esta carrera, y enseñarle a la gente que es importante apoyar los sueños de nuestra familia”, dijo.

Entre los estudiantes de la organización hay lavaplatos, jornaleros, trabajadores de fábrica, cocineros, dueño de negocios y hasta jubilados, pero ni sus edades ni oficios les impiden tomarse sus papeles en serio cuando estan en clases.

Parada sobre una silla blanca, Emma Valdez estiró los brazos hacia los costados, recitó sus últimas oraciones a la vida, se pasó una soga por el cuello luego de tragar saliva, y saltó del asiento a la muerte.

Esta pequeña actuación de cuatro minutos le sacó algunas lágrimas a Valdez, porque pudo sentirse en la piel del personaje que interpretaba en un taller de actuación.

“Cuando estoy en frente del escenario me siento feliz. El teatro es mi terapia, donde voy a pasar bonitos ratos con amigos y vivir horas mágicas donde uno puede ser todo”, dijo la inmigrante mexicana, que llegó a Estados Unidos a los siete años.

Desde pequeña, el sueño de Valdez fue actuar, pero al creer que la actuación era una carrera inalcanzable, ella decidió hacer una carrera como diseñadora de modas.

“Cuando yo tenía unos 17 años, algunos compañeros me decían que mi acento no me permitiría triunfar en el escenario, pero descubrí que también hay teatro en español, y que tener asentó no era contra productivo”, dijo la residente del sur de Los Ángeles.

En el verano 2019 Valdez, de 48, decidió tomar los talleres de actuación en el Teatro Frida Kahlo, y hasta ahora ha participado en dos obras de teatro.

Eduardo Muñoz, 38, tiene la idea de que llegar a ser actor de Hollywood es difícil, pero no es imposible.

El residente Koreatown trabaja cinco días a la semana como cuidador de enfermos a domicilio, pero desde hace dos años decidió ingresar a los talleres.

“Siempre me atrajo el baile, el canto y la actuación, pero cuando vienes de familia de bajos recursos, todo es visto como solo sueños de los que tienes que despertar para ponerte a trabar”, dijo Muñoz.

Varias amistades y familiares han intentado aniquilar la pasión de Muñoz a través de comentarios negativos, pero siempre les tienen una respuesta.

“Hay amistades y familiares que me han dicho que ya estoy grande para querer ser actor, pero yo les pongo de ejemplo a la actriz Yalitza Aparicio, quien no tenía ni la experiencia o el estilo anglosajón de Hollywood que todos tenemos en la mente, pero logró llegar al estrellato”, dijo, el inmigrante de Jalisco, México.

Muñoz, quien vino a Estados Unidos hace 22 años, espera pronto poder participar en una obra de teatro y construir su currículo de actuación en el Teatro Frida Kahlo sin tener que gastar mucho dinero.

“Pisar el escenario me hace feliz, a última estancia eso es lo único que me importa y lo que debe importarles a aquellos que me aman… el resto puede decir lo que guste”, dijo.

El Grupo de Teatro Sinergia cobra 120 dólares por 36 horas de clase, en comparación a unos 2,000 dólares en el lado oeste de Los Ángeles por casi el mismo tiempo.

Alex Corper, 46, inmigrante Silacayoapan, un pueblo de Oaxaca, México, dijo que no había escuelas de actuación en su pueblo cuando era niño, pero aquí en Estados Unidos ha obtenido la oportunidad de hacer teatro sin gastar mucho dinero.

“Quise venir a Estados Unidos a trabajar para ahorrar e irme a la ciudad de México y estudiar actuación, pero terminé haciendo mi vida en Los Ángeles”, dijo el técnico en sistemas de riego.

Corper se incorporó a los talleres de actuación en el 2010, desde entonces ha logrado actuar en tres obras.

“Estoy viviendo mis sueños de manera parcial, pues a quién no le gustaría ser actor de Hollywood”, dijo sonriendo.

Corper dijo permanecer en Frida Kahlo no solo por la oportunidad que ha tenido de aprender sino porque las obras que se presentan aquí son serias, y se centran en los desafíos y problemas sociales que enfrentan otros países.

Entre las obras que se han mostrado en el teatro estan Frida Kahlo, A Self-Portrait of Pain, Ché, The Night of Cuahutémoc, Malinche, Las Mujeres de Juárez, y I Killed Pancho Villa, así como México para un idiota, La Navidad de Un Mojado y otras con temas como el sida, alcohol, drogas, el suicidio, la salud mental y la violencia doméstica.

Aparte de la actuación, los estudiantes del Grupo de Teatro Sinergia también han tenido la oportunidad de producir sus obras y dirigirlas a través del Festival del Teatro de 10 Minutos, un programa anual de la organización que desde hace 10 años impulsa a los participantes a crear su propio trabajo.

También hay clases de teatro en inglés para jóvenes con discapacidades físicas, clases de animación en computación para menores de entre 10 y 16 años, y clases laboratorio de fotografía blanco y negro, donde los estudiantes aprenden a revelar e imprimir fotos.

Gabriel Cruz, un jornalero de 50 años, que empezó los talleres en el 2013, dijo que no existen los impedimentos para la actuación.

La primera actuación de Cruz fue en una escuela de México, Veracruz, cuando tenía 10 años y tuvo el papel del General Ignacio Aldama, para una celebración del Día de la Independencia en su escuela.

“Desde entonces supe que los escenarios eran lo mío. He participado en nueve obras, y cada que veo a la gente reír, enojarse, o llorar por mis personajes, me doy por bien servido”, dijo.

Amavizca-Murúa dijo que el Grupo de Teatro Sinergia y el Teatro Frida Kahlo van a continuar mientras la comunidad quiera actuar y aprender en español.

“Lo mas importante de estos talleres no es que lleven a los estudiantes a Hollywood, es que los guie a ser verdaderos a su esencia, a su humanidad. Yo les digo a todos artistas o no, haz lo que te apasiona contra tiempo y probabilidad”, dijo.

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