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¡Era P-22! El famoso puma de Los Ángeles fue visto deambulando por Silver Lake

A mountain lion trots on a residential sidewalk
En enero pasado, P-22 visitó una casa en Beachwood Canyon.
(Chris Blim)
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En algún momento del anochecer del martes, el célebre puma conocido como P-22 recorrió Silver Lake Boulevard sin mucha fanfarria. El gran felino de 123 libras logró atravesar 3 millas y media de vecindarios residenciales desde sus terrenos habituales alrededor del letrero de Hollywood, Griffith Park, hasta un lugar no lejos del embalse de Silver Lake.

No se sabe con exactitud las carreteras principales o los patios traseros que cruzó P-22, pero su ruta lo llevó a Berkeley Circle en Silver Lake. Ahí es donde el gran felino se encontró con Chris Blim parado a solo unos metros de distancia. Estaba hablando con un amigo cuando algo activó una luz en la cámara del timbre de su vecino.

Al principio pensó que el animal era un coyote, pero rápidamente se dio cuenta de que era un puma.

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“Estamos parados allí mirándonos y la luz se apaga”, comentó. “Lo único que ves son los ojos, y ahí es cuando el corazón se cae. Este no es un gato doméstico”.

Blim indicó que tomó un video del felino en su teléfono. Luego, él y su amigo se adentraron a la seguridad de la casa de Blim, donde sabían que al menos tendrían una puerta entre ellos y el león.

La estadía de P-22 en el moderno distrito de la ladera fue el tema de conversación de Silver Lake y el capítulo más reciente en un viaje extraordinario para una criatura majestuosa que sobrevivió a los cruces de autopistas, una sesión de fotos icónica de National Geographic que lo hizo mundialmente famoso e incluso un encuentro en el zoológico de Los Ángeles, en el que no le fue tan bien a un koala.

“En última instancia, es bastante impresionante”, comentó Blim. “Todo el vecindario está emocionado”.

Aunque P-22 está etiquetado y monitoreado por el Servicio de Parques Nacionales, su collar GPS no proporciona un mapa detallado a los investigadores. El puma de 12 años no anuncia su presencia y, como cualquier felino, navega ágilmente por un mundo de humanos. Durante una década, ha coexistido con la gente sin muchos problemas.

Las fotos granuladas del puma, compartidas en las redes sociales el martes por la noche, lo mostraban luciendo su collar de radio mientras se escabullía entre contenedores de basura de plástico, fachadas de garaje estilo adobe y las estrechas calles del vecindario residencial de Silver Lake.

A las 3 a. m. del miércoles, el collar de radio del gran felino lo mostró al este del embalse de Silver Lake, según el Servicio de Parques Nacionales.

Los residentes informaron sobre avistamientos y advirtieron a los vecinos que estuvieran atentos y fueran cautelosos si salían a caminar.

Aun así, el estatus de celebridad no debería ocultar el hecho de que se trata de un puma deambulando por un barrio residencial.

“Si ve un león de montaña, dele espacio”, enfatizó la portavoz del Servicio de Parques Nacionales, Ana Beatriz Cholo. “No trate de tomarse una selfi. P-22 ha tenido sus momentos de paparazzi y la gente tiene que darse cuenta de que es un animal salvaje”.

No está claro por qué P-22 se dirigió a Silver Lake. Los investigadores creen que el puma es originario de las montañas de Santa Mónica, hijo de P-1 y una felina sin nombre. En 2012, cruzó las autopistas 405 y 101 y se trasladó a Griffith Park. Ha hecho incursiones ocasionales en Hollywood Hills y, en 2015, desconcertó a los biólogos cuando se instaló en un espacio angosto debajo de una casa de Los Feliz. Luego, tan abruptamente como apareció, dividió ese vecindario.

Ahora es el turno de Silver Lake de albergar a la celebridad.

“Ciertamente nunca había estado tan lejos de Griffith Park”, mencionó Beth Pratt, quien dirige la Federación Nacional de Vida Silvestre sin fines de lucro y a menudo trabaja con el Servicio de Parques Nacionales.

Los pumas tienden a viajar durante el día, pero P-22 puede estar limitado por carreteras, autopistas y otros desarrollos. El solitario puma no tiene que preocuparse por defender su territorio de otros felinos, pero tampoco puede encontrar pareja. Ahora, a los 12 años, el famoso puma se está alejando cada vez más de sus terrenos habituales.

A person walks their dog on a hilly residential street
Una persona pasea a su perro el miércoles en Berkeley Circle y Berkeley Avenue, en Silver Lake, donde la noche anterior se avistó un puma.
(Dania Maxwell / Los Angeles Times)

“No podemos decir con seguridad qué lo hace trasladarse tan lejos. Cuanto más se adentra en más espacios urbanos y humanos, mayor es el potencial de conflicto y daño”, indicó Pratt.

Hasta donde saben los investigadores, P-22 ha logrado evitar ser atropellado por cualquier vehículo mientras vivía en Griffith Park. Aunque sufrió un ataque de sarna debido al veneno para ratas en 2014, el león se mantiene saludable hoy. Aun así, hay tantas variables al tener un animal salvaje como él deambulando por vecindarios residenciales.

“Puede dar un paseo por Sunset Boulevard si quiere, pero me sentiré mucho mejor cuando regrese a Griffith Park”, señaló Pratt.

Para el miércoles por la mañana, la presencia de P-22 se podía sentir alrededor de Berkeley Circle, con los vecinos charlando después de que el felino apareciera en su calle.

“Hay tantas preguntas sobre por qué el puma está aquí”, explicó Eric Pierce durante una caminata matutina con sus dos perros, El Chapo y Chucho. “¿Es porque está buscando pareja, por comida? ¿Por qué está dispuesto a correr ese riesgo?”.

A home's door camera shows a mountain lion on a deck
En enero, P-22 fue captado visitando una casa en Beachwood Canyon.
(Leilani Fideler)

El vecino de Pierce, Vincent López, ha vivido en la calle durante 26 años y mencionó que lo más que ha visto son coyotes corriendo por el vecindario.

“Solo espero que esté bien. Hay tantas cosas que podrían pasar”, comentó López, señalando que los automóviles a menudo conducen rápidamente por las calles angostas.

“Ciertamente es alarmante saber que estaba a la vuelta de la esquina”, agregó.

Mientras Pierce y López hablaban, un tercer vecino llamó desde el otro lado de la calle: “¿Escuchaste lo del puma? Se lo digo a todos mis vecinos con gatos”.

En otra parte del barrio, Alex Papademas paseaba a su perra, Daisy. La visita de P-22 no lo disuadió de su caminata matutina, pero había buscado proteger a sus propios gatos después de escuchar la noticia.

“Sí terminamos dejando entrar a los gatos anoche”, comentó Papademas.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

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