De adictos y adicciones: Historias cortas de vidas en cristal - Los Angeles Times
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De adictos y adicciones: Historias cortas de vidas en cristal

La ciudad y el condado esperan orientar a los drogadictos sin hogar
La ciudad y el condado esperan orientar a los drogadictos sin hogar hacia la rehabilitación en lugar de la cárcel en el marco de un nuevo programa de desvío.
(Foto de archivo)
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“Le escribo porque no tengo con quien hablar, cada día me siento más solo, acorralado e insatisfecho, he pedido ayuda, me dan consejos, incluso he asistido a grupos AA, pero ni esto, ni aquello me motivan para dejar de consumir cristal. Incluso le pedí a un compañero que fuera mi padrino, pero el día en que quedamos de vernos, no fui; después de eso, dejé de asistir al grupo, no sé, me daba vergüenza o miedo de escuchar mis verdades.

“Día a día se consume mi cuerpo y mi mente, vivo insatisfecho, a pesar de tener una buena mujer, una casa donde vivir, tengo dos autos y algo de dinero, pero sigo sin saber qué me pasa. El mayor de mis problemas es el sexo, paso días consumiendo y viendo pornografía, ni siquiera toco a mi esposa, disfruto más mis fantasías, no puedo detenerme”.

Noel

“Yo sé lo que es vivir con un adicto al cristal, pero gracias a Dios tomé la mejor decisión, por mí y por mis hijos. La última vez que discutimos, me tomó del cuello y pensé que me iba a matar

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“Hace siete meses que me separe de él y nuestra vida cambió por completo, ahora dormimos muy tranquilos y nos sentimos felices, sin gritos, sin insultos y malos tratos.

“Le pido a Dios, que así como me dio la fortaleza y la valentía para alejarme del padre de mis hijos, le dé a él, el valor para salir de su adicción”.

Nancy

“Consumí cristal de los catorce a los diecisiete años, gracias a Dios dejé de consumir hace cuatro años, pero esa maldita droga me dejó secuelas muy feas. Una de ellas es mi carácter, de todo me enojo y todo lo quiero solucionar a golpes. Antes tuve una pareja, duré dos años con él, sufrí golpes, insultos, mal comida y humillada, hasta que lo dejé. Ahora tengo otra pareja, a cada rato me enojo con él y lo corro de la casa, lo golpeo, lo trato muy mal, y no siento nada; el otro día me le fui a los golpes a mi hermana, la dejé tirada, casi desmayada, y me asusta no sentir nada, ni remordimiento, ni arrepentimiento, me doy cuenta que soy una loca neurótica, pero no encuentro la fuerza para cambiar.

“A veces hablo en silencio con mi difunta madre, le pido ayuda, no quiero ser así, mi hija me tiene miedo, prefiere estar con mi pareja que conmigo. Me dicen que estoy resentida y que necesito trabajar mis emociones, pero soy muy rebelde, no me gusta que me manden, ni que me digan qué hacer. Ya no consumo, pero la enfermedad sigue. Espero que alguno de sus lectores me dé un consejo”.

Mika

Estimado lector, querida lectora, como tal vez usted sepa, toda adicción está considerada como un trastorno de la personalidad, la adicción a las drogas, por ejemplo, desarrolla en la mayoría de los casos, una dependencia física a la sustancia, además de un trastorno conocido como: trastorno obsesivo compulsivo.

“Pasé ocho años consumiendo cristal y heroína, en el proceso perdí todo, mi esposo me abandonó y se llevó a mis hijas; en un proceso legal me quitaron la custodia de las niñas, después perdí mi trabajo, llegue a vivir en las calles y comer de limosnas; por la gracia de Dios llegué a una casa de vida, pasé tres años internada, aunque ya no tenía la obsesión, me daba miedo salir, hasta que finalmente me atreví y volví al mundo.

“Hoy estoy cumpliendo doce años limpia, me volví a casar, tengo un niño y una niña, he vuelto a ver a mis hijas y la vida es buena conmigo. A veces olvido el infierno en el que viví. ¿De dónde saco fuerza para enfrentar los problemas cotidianos y no caer de nuevo? De Dios, mis hermanos de la congregación y mi grupo de AA”.

Rocío

Amigo lector, estimada amiga, como pueden ver, no hay recetas ni fórmulas mágicas, aunque es muy importante reconocer que se tiene un problema y buscar ayuda, a veces no lo hacemos por ego, nos sentimos autosuficientes, otras veces se oculta el problema por miedo o vergüenza, pero siempre, siempre sale a la luz. En mi experiencia, lo más recomendable es asistir a un grupo de doce pasos, abrir la mente y el corazón a Dios. Sí, hace falta fe, pero les puedo asegurar que casi todos aquellos que han logrado dejar las drogas, llenaron ese vacío espiritual con Dios.

Escríbame, su testimonio puede ayudar a otros. Todos los nombres han sido cambiados.

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