Pese a la creciente diversidad, California sigue muy segregada por la raza, según una investigación
Aunque el área de Los Ãngeles se ha diversificado en los últimos 30 años, apenas está más integrada hoy que entonces, y sigue siendo la sexta región metropolitana más segregada de las 221 estudiadas.
Incluso mientras Los Ãngeles y otras ciudades estadounidenses se han vuelto más diversas a nivel racial en las últimas décadas, la segregación y las desigualdades que la acompañan han cambiado poco, según una nueva investigación de UC Berkeley.
El área metropolitana de Los Ãngeles ha experimentado solo leves mejoras, encontró el estudio, y sigue siendo la sexta más segregada de 221. Algunas otras regiones del estado clasificadas en el estudio obtuvieron aún peores resultados. En las zonas metropolitanas de Santa Cruz, Santa Rosa, Santa Bárbara, San José, Riverside, Sacramento, Oxnard, Vallejo, San Diego, Modesto, Chico, San Luis Obispo, Bakersfield y San Francisco los números de segregación empeoraron, encontró el estudio.
El proyecto, llamado Roots of Structural Racism Project, se dio a conocer este mes después de varios años de investigación, detallaron los investigadores. Sus hallazgos son contundentes: el 81% de las regiones metropolitanas del paÃs, con al menos 200.000 residentes, estaban más segregadas en 2019 que en 1990.
Nueva York, Chicago y Milwaukee fueron las áreas metropolitanas más segregadas, mientras que el Medio Oeste y la zona Media del Atlántico fueron las regiones con mayor segregación del paÃs, seguidas por la Costa Oeste.
Fundamentalmente, el estudio también encontró que los resultados clave para los residentes en comunidades segregadas, incluidos los ingresos, el valor de la vivienda y la esperanza de vida, siguen siendo peores que los de las áreas más integradas.
Los hallazgos fueron significativos porque la segregación residencial es el trasfondo de “básicamente, todas las expresiones de racismo estructural†en el paÃs, desde las disparidades en la salud hasta la vigilancia excesiva, afirmó Stephen Menendian, director asistente del Instituto Othering & Belonging, en UC Berkeley, y autor principal del estudio. “El enfoque del informe es la persistencia y el alcance de la segregación residencial racialâ€, remarcó, “y los daños que se derivan de ellaâ€.
Los investigadores utilizaron 1990 como año de referencia para la comparación, no porque marcó un punto de inflexión en particular, destacó Menendian, sino porque fue entonces cuando la Oficina del Censo de EE.UU comenzó a recopilar datos más especÃficos sobre la población hispana y latina.
Los estudios anteriores del tema se habÃan enfocado más en el binario de los negros y los blancos, añadió el especialista. La introducción de poblaciones adicionales en los datos ayudó a formar una imagen nueva y más completa de la cuestión. “Asà es como se ve la segregación hoyâ€, remarcó. “No se trata de una separación completa de las personas. Se trata de la divergencia de la calidad de los vecindarios y de su composición en todas las regionesâ€.
Y aunque Los Ãngeles se ha vuelto más diversa en las últimas tres décadas, hoy está apenas más integrada que entonces. La zona metropolitana de Los Ãngeles, que incluye Long Beach y Santa Ana, según el área del censo utilizada en los datos, registró una mejora de 0.01 puntos en el Ãndice de los investigadores, lo cual significa que prácticamente no ha visto cambios en 30 años.
“La disminución [de la segregación] es básicamente insignificanteâ€, destacó Menendian. Los Ãngeles “está esencialmente tan segregada como en 1990â€.
A George Sánchez, profesor de historia, asà como de estudios estadounidenses y etnia en la USC, no le sorprendió escuchar qué poco ha cambiado todo en las últimas tres décadas. El legado histórico de la segregación en Los Ãngeles todavÃa tiene peso en muchas polÃticas de vivienda de la actualidad, consideró, y aunque la gentrificación puede integrar temporalmente a las comunidades, generalmente son segregadas por las nuevas poblaciones blancas o ricas a su debido tiempo.
“Si has estado aquà 50 años, puede parecerte que Los Ãngeles es muy diversaâ€, dijo. “Por supuesto, si tienes riqueza y el color de piel correcto, has podido cruzar esas lÃneas con una base muy consistente. Luce muy diferente cuando tienes bajos ingresos y estás tratando de encontrar un lugar para vivirâ€.
Junto con Los Ãngeles, Stockton y Fresno fueron las únicas áreas de California en el estudio que advirtieron alguna mejora.
Las regiones metropolitanas de EE.UU que experimentaron el mayor aumento en la segregación entre 1990 y 2019 incluyeron la de Fayetteville, Arkansas, y las regiones en Pennsylvania de Reading, Scranton y Allentown, según el informe.
Los Ãngeles no era una maravilla en 1990. Los disturbios en la ciudad, impulsados por la absolución de cuatro policÃas por la golpiza a Rodney King, estaban en el horizonte. Un artÃculo de The Times de 1992 señala: “A pesar de la evidencia del aumento de las tensiones raciales en todo el paÃs, los estadounidenses negros y blancos todavÃa apoyan el concepto de una sociedad racialmente mixta, especialmente las escuelas integradas, según un estudio recienteâ€.
Sin embargo, un cúmulo de patrones que persistÃan entonces -tal como hoy- se entretejieron mucho antes. Las prácticas discriminatorias que negaban la propiedad de la vivienda y los servicios financieros a los residentes por motivos de raza comenzaron alrededor de la década de 1920, precisó la historiadora Alison Rose Jefferson. En los 1930, la Corporación de Préstamos para Propietarios de Vivienda, patrocinada por el gobierno, habÃa codificado las prácticas de demarcación, creando un efecto dominó de declive para aquellos que habÃan sido marginados. “Es un cÃrculo vicioso en términos de lo que se le hizo a nuestra sociedad durante ese perÃodo, porque permitió un mayor nivel de desinversión de las comunidades de color y las comunidades blancas de bajos ingresosâ€, comentó, y señaló que eso se tradujo en una falta de vivienda, desarrollo y nueva infraestructura, la construcción de autopistas en vecindarios y otros daños duraderos.
En el camino hubo mejoras, incluido el fallo de Shelley vs. Kraemer, de 1948, que volvió inviables ante la ley las cláusulas racialmente restrictivas, que prohibÃan a los negros, latinos y otras personas de color vivir en ciertos hogares. En 1968, la Ley de Equidad de Vivienda vetó expresamente la discriminación en la vivienda por motivos de raza.
De 1970 a 1980, la integración residencial en muchas áreas aumentó significativamente, según el informe de Berkeley, pero el progreso se desaceleró gradualmente en cada década posterior.
Aunque muchos de los patrones de segregación se remontan a la época de la demarcación, no es el único factor impulsor. La segregación residencial ha sido “sostenida por barrios y ciudades blancos excluyentes, que hacen muy difÃcil que las personas de color y las de bajos ingresos se mudenâ€, remarcó Menendian.
Según el informe, los resultados para los residentes de esas áreas segregadas pueden ser duraderos. Los ingresos de los residentes negros y latinos son más altos en vecindarios más integrados y las tasas de pobreza son significativamente más bajas.
EspecÃficamente, el estudio encontró que los niños negros criados en vecindarios integrados ganan casi $1.000 más por año cuando son adultos que aquellos que fueron criados en comunidades de color altamente segregadas, y $4.000 más cuando crecen en vecindarios blancos.
Las cifras son similares para los chicos latinos, que perciben $844 más por año al ser adultos cuando se crÃan en barrios integrados, y $5.000 más si crecieron en vecindarios blancos.
Las cifras de esperanza de vida, propiedad de vivienda, empleo y educación también mejoran en los barrios integrados.
Pero los mejores resultados de vida en todas las categorÃas permanecen en las áreas blancas altamente segregadas.
El racismo y la segregación racial son una parte innegable del tejido de Los Ãngeles, desde la tierra nativa en la que se fundó la urbe hasta la masacre china de 1871 y la paliza a Rodney King. En septiembre pasado, The Times se comprometió a examinar su propia contribución a muchos de esos fracasos.
De alguna manera, la pandemia de COVID-19 puso de manifiesto lo poco que se ha avanzado en el tema. A medida que se propagó el coronavirus, los residentes negros y latinos sufrieron desproporcionadamente un devastador y mortal número de vÃctimas, en parte debido a una falla sistémica y duradera de acceso a la atención médica primaria.
Cuando el condado comenzó a implementar la vacuna contra el COVID-19 se reveló el mismo patrón. Un mapa de los vecindarios con menos probabilidades de haber recibido las codiciadas dosis se ajusta al de las comunidades predominantemente negras y latinas, que a su vez se alinea con esos mapas históricos de demarcaciones raciales.
Pero revertir el legado de la segregación es un proceso lento, destacó Paavo Monkkonen, profesor asociado de la Escuela de Asuntos Públicos Luskin, de UCLA, y director de Latin American Cities Initiative. “Hay una especie de inercia en los vecindarios urbanos donde la gente puede moverse mucho, pero por lo general no se aleja demasiado de donde estáâ€, explicó. “Es un proceso que se perpetúa a sà mismo, donde las personas son relegadas a las partes menos atractivas de la ciudad y luego son asociadas con ellasâ€.
La administración Trump intentó, en 2019, deshacer algunos aspectos de la Ley de Vivienda Justa, que data de 1968, señaló Monkkonen, y muchas ciudades y comunidades todavÃa están trabajando para desarrollar polÃticas proactivas en torno a la vivienda justa y el desarrollo.
Aunque Monkkonen es optimista, añadió que muchos investigadores no están convencidos de que el cálculo de temas raciales en 2020 moverá significativamente la aguja en lo que respecta a la segregación, particularmente porque los resultados del censo probablemente estuvieron sesgados por las tácticas de intimidación utilizadas contra la población latina, y ello hará que sea más difÃcil evaluar los datos en el futuro.
Aunque los patrones históricos son persistentes, las razones por las que las personas viven donde lo hacen son profundas y, a menudo, complejas, estimó Jefferson. Muchas residen en comunidades donde se sienten cómodas, donde tienen familia o donde pueden encontrar vivienda y empleo.
El condado de Los Ãngeles en la actualidad es aproximadamente un 49% hispano; 26% blanco; 15% asiático y 8% negro, según datos del censo de 2019. Alrededor del 2% de la población se clasifica en dos o más razas, y menos del 1% como nativos americanos o isleños.
Esos números son marcadamente más diversos que en 1990, cuando más del 40% de los residentes del condado eran blancos. Aunque Los Ãngeles en sà se ha vuelto más diversa a lo largo de los años, para Jefferson no es sorprendente que, según el estudio, la segregación en Los Ãngeles realmente no ha cambiado. “SÃ, somos más diversosâ€, señaló, “pero no necesariamente vivimos en comunidades más diversasâ€.
Ryan Murphy y Swetha Kannan, redactores de planta de The Times, contribuyeron con este artÃculo.
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquÃ.
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