Bajan las tasas de vacunación en California: ¿Se ha hecho lo suficiente para convencer a quienes tienen dudas? - Los Angeles Times
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Bajan las tasas de vacunación en California: ¿Se ha hecho lo suficiente para convencer a quienes tienen dudas?

Signs against masks and vaccines are stuck in the ground
Letreros en un evento de protesta por las restricciones del coronavirus y las vacunas en el Turtle Bay Exploration Park, Redding, el año pasado.
(Luis Sinco/Los Angeles Times)
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El gobernador Gavin Newsom se jacta habitualmente de que California tiene “una de las tasas de vacunación más altas de Estados Unidosâ€.

Sin embargo, rara vez menciona que la vacunación se estancó en gran medida en los vecindarios negros y latinos más afectados por el coronavirus, y en las zonas rurales, donde la oposición a las inoculaciones es desenfrenada. En estas comunidades, la profunda desconfianza hacia el gobierno y el sistema de salud del país choca con el gran esfuerzo de California para terminar de inocular a sus 34 millones de residentes elegibles.

Estos son lugares donde los funcionarios de salud estatales creen que pueden cambiar la forma de pensar de muchos. Pero a la administración Newsom le está costando lograrlo, afirman los expertos en salud pública, obstaculizada por su campaña de difusión y avisos públicos inconsistente y desarrollada a las prisas, que depende demasiado de firmas de publicidad privadas y compañías como Google y Blue Shield of California.

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“Muchas personas no confían en la información que se publica sobre las vacunas porque proviene de empresas privadas, con fines de lucroâ€, afirmó el Dr. Tony Iton, vicepresidente sénior de California Endowment, que se enfoca en ampliar el acceso a la atención médica para los californianos y fue oficial de salud pública del condado de Alameda de 2003 a 2009.

Lo que realmente funciona, exponen Iton y otros expertos en salud pública, son operaciones bien financiadas, diseñadas a nivel local, dirigidas por organizaciones que hayan creado confianza con los residentes y sean capaces de ir de puerta en puerta para disipar los mitos sobre las vacunas, como organizaciones sin fines de lucro de la zona, departamentos de salud de los condados y clínicas comunitarias.

Sin embargo, los 61 departamentos locales de salud pública de California, afectados por recortes presupuestarios y reducciones de personal, se han visto obstaculizados para realizar las costosas y laboriosas campañas de divulgación necesarias para combatir el escepticismo y las dudas sobre las vacunas. “Cuando aparece algo como el COVID-19, el conocimiento local es absolutamente invaluable para llegar a todos los rincones de esa comunidad, particularmente para generar confianza en las poblaciones vulnerablesâ€, destacó Iton. “El estado no tiene eso, Google no lo tiene, y ciertamente Blue Shield tampocoâ€.

Incluso las encuestas internas de la administración Newsom muestran que sus esfuerzos están fallando. “La barrera contundente para la vacunaciónâ€, escribieron los funcionarios estatales en el último sondeo, dado a conocer en junio, “ha sido la confusión como resultado de mensajes inconsistentes, contradictorios o insuficientes del gobierno y los funcionarios de salud públicaâ€.

En todo el estado, casi el 60% de los californianos están completamente inoculados, pero el progreso es desigual. Solo el 39% de los residentes negros elegibles y el 40% de los latinos habían sido vacunados hasta el viernes, y los funcionarios de salud pública locales están muy preocupados por regiones como el Valle Central, donde las tasas se han estancado, especialmente dada la amenaza de la peligrosa variante Delta. Existen disparidades similares por geografía, entre regiones e incluso entre vecindarios.

Los que se resisten a las vacunas en el estado forman una cohorte que atraviesa ideologías políticas y geográficas, y está dominada por latinos, afroamericanos, residentes rurales y jóvenes. A diferencia de los que las “rechazan†-mayormente identificados como republicanos-, los indecisos se alinean con los demócratas, según las encuestas estatales.

Los funcionarios estatales intentan cambiar la mentalidad de los “indecisos†y los “rechazadoresâ€, y se basan principalmente en loterías con obsequios por un total de $116.5 millones o paquetes de vacaciones, y en campañas publicitarias ostentosas, con influencers contratados en redes sociales. El estado concedió dos contratos, por $40 millones de dólares, a agencias publicitarias de alto perfil, para la divulgación y educación sobre el tema.

Empresas como Facebook, Google, Comcast y TikTok ofrecen publicidad gratuita en las redes sociales, la radio y la televisión, y realizan contribuciones caritativas para ayudar a California a financiar sus campañas de educación pública, según muestran los registros estatales.

La escasa aceptación de la vacunación llevó a la administración de Newsom a seguir el enfoque más personal, que prefieren los expertos en salud pública, pero la campaña aún incipiente deja afuera grandes franjas del estado. El gobierno lanzó su campaña “Get Out the Vax†en abril, reclutando 70 organizaciones comunitarias y 2.000 encuestadores comunitarios, ahora enfocados en los vecindarios de Los Ãngeles y el Valle Central, donde las tasas se estancaron o disminuyeron.

Pero los funcionarios de salud pública del condado afirman que la campaña no es lo suficientemente grande como para combatir las falsedades que se infiltraron en regiones como el norte rural de California. “Es terribleâ€, destacó el funcionario de salud del condado de Placer Dr. Rob Oldham, refiriéndose a la información errónea, “Desafortunadamente, la lotería no nos ayudó lo suficiente. Trabajamos mucho más ahora para vacunar a una docena de personas, mientras que antes aplicábamos cerca de 1.500 inyecciones al díaâ€.

El secretario de Salud y Servicios Humanos de California, Mark Ghaly, reconoció que el estado debe aumentar su presencia sobre el terreno, y dijo que “necesita trabajar más y mejorâ€. A la vez, él y otros funcionarios estatales argumentan que la lotería está funcionando y que hay avances en los vecindarios más afectados.

Este mes, el estado inauguró clínicas emergentes de vacunas en los restaurantes McDonald’s en 11 condados, y los trabajadores sociales financiados por el estado se han desplegado en vecindarios como el sur de Los Ãngeles, para inscribir a las personas o vacunar a quienes se acerquen a una camioneta ambulante. Los encuestadores informan que aquellos que no quieren inocularse están preocupados por la seguridad o repiten rumores a veces escandalosos, como la falsa afirmación de que las vacunas convierten a la gente en zombis. “Notamos mucha desinformación y falta de sentido de urgenciaâ€, destacó Yolanda Richardson, secretaria de la Agencia de Operaciones del Gobierno de California y “zar de las vacunas†de Newsom. “El trabajo que nos queda por hacer es realmente descubrir qué necesita cada persona para dar ese saltoâ€.

Carnella Marks, de Oroville, en el condado de Butte, ofrece un caso revelador de cuán duro deben trabajar los funcionarios de salud pública para atravesar el espeso pantano de información errónea y confusión. Marks, de 51 años, es negra y tiene profundas dudas sobre la seguridad de la vacuna, arraigadas en la historia racista del país y su experiencia personal: cuando estaba embarazada de su segundo hijo, su médico le sugirió que se hiciera una histerectomía, a pesar de la gestación, de que no deseaba dejar de tener hijos y no tenía complicaciones de salud. Así, la mujer se pregunta si el gobierno de Estados Unidos no estará experimentando con los negros, tal como lo hizo con los varones negros estadounidenses en el estudio de la sífilis de Tuskegee, entre las décadas de 1930 y 1970.

“¿Por qué insisten tanto en que nos apliquemos la vacuna?â€, se preguntó Marks. “Nunca hemos sido los primeros en la fila para nada. Ahora, de repente, ¿quieren asegurarse de que la comunidad afroamericana se vacune?â€.

Ella había considerado inmunizarse porque pensaba que podría ser necesario para el trabajo, hasta que los funcionarios del gobierno suspendieron la monodosis de Johnson & Johnson, por temor a que causara trombos.

“No me importa cuánto dinero esté desembolsando el gobernador para que me ponga la vacunaâ€, remarcó Marks, quien quiere discutir la seguridad de la cuestión con un experto, “pero nadie llama a mi puerta para hablar conmigo o responder mis preguntasâ€.

Los especialistas en salud pública creen que podría ser posible cambiar la forma de pensar de personas como Marks, con una campaña bien dirigida e implacable por parte de miembros confiables de la comunidad, que reconozcan los temores y la desconfianza imperante en el sistema médico. Un llamado a la puerta o una llamada telefónica de un epidemiólogo que pueda explicar la ciencia detrás de las vacunas no vendría mal, agregaron. “Muchas de estas personas realmente no dudan en las vacunas; solo quieren averiguar los hechos por sí mismas y obtener respuestas a sus dudasâ€, reflexionó Oldham, del condado de Placer.

Pero el condado no tiene fondos para realizar su propia campaña, por lo cual Oldham “adapta†el material estatal para sus residentes. “Lo que hemos visto en el estado, francamente, es una falta de inversión e interés en la salud públicaâ€, destacó. “Creo que genera confianza cuando hay recursos para llamar a la gente y personalizar un mensaje, pero, sinceramente, no tenemos esa posibilidadâ€.

Algunos condados comprometieron fondos escasos para crear anuncios dirigidos a poblaciones entre las que reina la desconfianza, una iniciativa que, según dicen, ayudó a aumentar las tasas de vacunación. El condado de Santa Clara, por ejemplo, invirtió al menos $8.6 millones en una campaña de divulgación y anuncios de servicio público relacionados con el COVID desde marzo de 2020, incluidos avisos en español dirigidos a su gran población latina.

La Dra. Sara Cody, oficial de salud, indicó que el condado también contó con la ayuda de clínicas locales, grupos sin fines de lucro y empleados de diversas etnias para desarrollar mensajes que puedan persuadir a vacunarse.

“Somos extraordinariamente afortunadosâ€, remarcó. “Esa inversión resultó ser una de las más útiles. La gente tiene miedos, y queremos escucharlosâ€.

Cerca del 73% de la población del condado está completamente vacunada, mientras que otros con menos recursos de salud pública, como Placer, sufrieron dificultades para organizar campañas efectivas. Allí, alrededor del 48% de los residentes están inmunizados.

Los encuestadores reconocen que están progresando al usar historias personales y discutir la ciencia de las vacunas.

Ricardo Márquez, un trabajador comunitario de vacunas financiado por el estado en el sur de Los Ãngeles, hizo cambiar de opinión a varios. “A veces, los hechos y la ciencia funcionan, pero otras, quienes no creen cambian de parecer cuando les digo que se está muriendo mucha gente, por ejemplo mi querida abuelaâ€, relató.

Este artículo fue producido por KHN (Kaiser Health News), uno de los tres principales programas operativos de KFF (Kaiser Family Foundation).

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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