Los pájaros tienen una fantástica habilidad para cabalgar las corrientes ascendentes invisibles
Si da un paseo por la playa del condado de San Diego, es probable que acabe maravillado por la majestuosidad de las aves.
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UC San Diego demystifies how pelicans effortlessly glide in front of ocean waves
Elegantes pelícanos marrones descienden del cielo y planean —a menudo cientos de metros cada vez— justo por encima de la superficie del océano, frente a las olas que se forman.
Es un fenómeno común que no se comprendía en profundidad, hasta ahora.
La UC San Diego elaboró el modelo teórico más detallado hasta la fecha para describir y cuantificar cómo los pelícanos aprovechan el océano y los vientos sin apenas tener que batir las alas.
La conclusión es que los pelícanos, que tienen una envergadura de hasta 2 metros y medio, son fantásticamente hábiles para deslizarse por encima de la corriente ascendente de viento que crean las olas en movimiento.
Las olas se hacen más pronunciadas a medida que se acercan a la costa, lo que refuerza aún más la corriente ascendente.
Cuanto mayor es la ola, mayor es la elevación. Y los pelícanos lo saben; se acercan lo más posible a la superficie del océano, donde la corriente ascendente es más fuerte.
No es raro que una ola de 2 metros produzca una corriente ascendente de 9 metros de altura.
Las aves suelen planear hasta que se rompe la ola, y luego vuelven a elevarse hacia el cielo, para volver a descender rápidamente y repetir un proceso que no les supone un gran esfuerzo físico.
“Utilizan el entorno para facilitar su vida; es como montar en bicicleta cuesta abajo”, afirma Ian Stokes, estudiante de doctorado del Scripps Institution of Oceanograph de la UCSD.
Stokes es el autor principal del nuevo modelo, que se publicó recientemente en la revista Movement Ecology, con mucha ayuda de su asesor, el oceanógrafo de Scripps Drew Lucas.
El modelo es básicamente un conjunto de ecuaciones matemáticas que permiten a los científicos determinar cuánta energía pueden ahorrar los pelícanos planeando en las corrientes ascendentes.
En algunos casos, las aves ahorran comparativamente poca energía. En otros casos, no tienen que batir las alas en absoluto.
El modelo tiene en cuenta desde la altura y la periodicidad de las olas hasta la proximidad de los pelícanos a la superficie del océano.
Stokes empezó a desarrollar el modelo en UC Santa Bárbara, donde se licenció en física. Para su sorpresa, Lucas le animó a seguir desarrollando la idea cuando llegó a La Jolla.
“Pensaba que era una tontería, que no era un problema importante”, dice Stokes. “Pensé que debíamos centrarnos en el cambio climático”.
En un sentido muy real, eso es lo que ha estado haciendo.
“Este trabajo nos enseña cómo interactúan la atmósfera y los océanos”, dijo Lucas. “Y cómo intercambian energía. Eso es lo que implica el cambio climático. Estamos aprendiendo cosas importantes sobre la física oceánica y atmosférica”.
El nuevo modelo también podría ayudar a los biólogos y ornitólogos que estudian más ampliamente el coste metabólico del vuelo entre las aves.
El nuevo estudio de Stokes se refiere a una de las aves más queridas que se conocen. Los pelícanos pueden ascender de 60 a 70 pies en el aire, donde son capaces de ver fácilmente los peces que depredan. Y pueden volar hasta 30 mph, a menudo en hermosas formaciones en V.
“Me encanta el hecho de que sean una mezcla de elegancia y torpeza”, dice Nigella Hillgarth, fotógrafa de naturaleza y vida salvaje que anteriormente fue directora del Birch Aquarium de la UCSD.
“Pueden parecer torpes cuando se mueven en tierra, y a veces cuando pescan. Pero son increíblemente gráciles cuando se deslizan por el aire. A menudo miro a los pelícanos hasta que vuelan tan lejos que apenas puedo verlos mientras rozan el agua”.
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