Los “esparcidores silenciosos” del coronavirus se convierten en un riesgo mayor al reabrirse California
Cada vez es más preocupante que las personas infectadas con COVID-19 que no muestran signos de enfermedad jueguen un papel importante en la transmisión de COVID-19.
SAN FRANCISCO — El papel de los “esparcidores silenciosos” en la transmisión del coronavirus se está convirtiendo en un problema aún mayor para los funcionarios de salud, al relajarse las reglas de permanencia en el hogar y reabrirse lentamente la economía.
Los funcionarios de salud han enfatizado la importancia de crear un ejército de detectives de enfermedades: investigadores que pueden entrevistar a personas recién infectadas y encontrar a sus contactos cercanos, diciéndoles que se pongan en cuarentena durante 14 días con la esperanza de evitar que otros individuos se infecten.
Pero si muchas personas que contraen el virus no muestran síntomas y son infecciosas, la enfermedad podría extenderse de manera invisible, fuera del alcance de los funcionarios de salud del condado.
Los expertos en salud dicen que pueden pasar algunos días desde el momento en que una persona se infecta y podrían contagiar a otros, y el punto en el que comienzan a mostrar signos de enfermedad. Se llama “transmisión presintomática”. También existe una “transmisión asintomática”, en la que los individuos infectados no muestran síntomas graves de enfermedad, pero aún pueden transmitirla.
Existe una creciente preocupación de que los ‘esparcidores silenciosos’ estén desempeñando un papel importante en la transmisión de COVID-19, lo cual se está convirtiendo en la mayor amenaza para la salud pública del siglo. Con un posible nuevo aumento en los casos de coronavirus en el otoño, poder encontrar a esas personas se vuelve más crucial.
Identificar a los ‘esparcidores silenciosos’ también es importante, ya que California relaja las reglas de quedarse en casa, permitiendo a la gente comer dentro de restaurantes, comprar en tiendas, ir a playas y parques, y reanudar los servicios religiosos en persona.
Todas estas actividades vienen con estrictas reglas de distanciamiento social diseñadas para dificultar la propagación del virus. Pero los científicos y los funcionarios dicen que la reapertura trae nuevos riesgos, especialmente cuando las personas que tienen la enfermedad pero no muestran síntomas están presentes.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU estiman que existe una probabilidad del 20% al 50% de que las personas infectadas con el coronavirus no muestren síntomas. Sin embargo, incluso esos individuos asintomáticos pueden ser tan capaces de transmitir la enfermedad como otras personas infectadas que eventualmente se enferman visiblemente, expusieron los CDC.
“Es notable porque podremos evaluar hasta 6.000 personas por día”
Por eso es tan importante adherirse al distanciamiento social y usar mascarillas, señalan los expertos.
“La mejor manera de protegerse a sí mismo, y a los demás en caso de que usted mismo esté infectado, es actuar como si todos estuvieran potencialmente contagiados”, indicó el Dr. Robert Kim-Farley, epidemiólogo médico y experto en enfermedades infecciosas de UCLA Fielding School of Public Health. “Hay que mantener el distanciamiento social y ponerse la mascarilla”.
Kim-Farley dijo que el hecho de que un gran número de personas se reúnen sin utilizar mascarillas dará lugar a una mayor propagación del coronavirus. Pueden pasar de dos a cuatro semanas antes de que se pueda observar una tasa acelerada de infecciones en el empeoramiento de los números de hospitalización y un aumento en la cifra de muertes semanales.
“Sin tener distanciamiento social, definitivamente veremos un incremento en los picos y la transmisión. Eso definitivamente va a suceder “, destacó Kim-Farley, un ex alto funcionario del Departamento de Salud Pública del Condado de Los Ángeles, los CDC y la Organización Mundial de la Salud.
Los funcionarios federales se han hecho eco de esas advertencias.
“Hemos dejado en claro que existe una propagación asintomática, y eso significa que las personas están propagando el virus sin saberlo. Esto es inusual en el caso de las enfermedades respiratorias... por lo que no sabes quién está infectado”, expuso el domingo a ABC News la doctora Deborah Birx, coordinadora de respuesta al coronavirus de la Casa Blanca.
De los 402 residentes y trabajadores que dieron positivo por el coronavirus en los hogares de ancianos del condado de Los Ángeles, 345 de ellos no tenían síntomas de enfermedad, reveló la semana pasada la directora de salud pública, Bárbara Ferrer. En otras palabras, el 86% de las personas que dieron positivo en decenas de centros de enfermería especializada en los condados más poblados de la nación no tenían síntomas de la enfermedad cuando se hicieron las pruebas.
Este no es el único estudio que plantea inquietudes sobre la gran cantidad de individuos infectados presintomáticos o asintomáticos. Un estudio de UC San Francisco realizado a fines de abril encontró que, entre varios miles de residentes y trabajadores en el Distrito de la Misión de San Francisco, 62 personas dieron positivo para COVID-19, pero más de la mitad de ellas, el 53%, no tenían síntomas en el momento en que fueron examinados.
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Un artículo en el New England Journal of Medicine a fines de abril llamó a la transmisión asintomática del coronavirus “el talón de Aquiles del control de la pandemia de COVID-19”.
“El coronavirus vivo”, decía el artículo, “se propaga claramente en altas concentraciones en la cavidad nasal incluso antes del desarrollo de los síntomas”.
En otro estudio, también publicado en el New England Journal of Medicine, el 56% de los residentes en un centro de enfermería especializada en el condado de King del estado de Washington que inicialmente dieron positivo en una prueba de pacientes no mostraron síntomas en ese momento, pero la mayoría después los mostró y les tomó alrededor de cuatro días para que surgieran los síntomas.
Las personas visiblemente sanas también pueden omitirse de otros esfuerzos dirigidos a tratar de identificar a la gente infectada, como el detectar a los pasajeros de las aerolíneas que vienen del extranjero.
Y un esparcidor silencioso puede transmitir el coronavirus simplemente hablando. Hablar en voz alta puede emitir miles de gotas de saliva por segundo, y los investigadores descubrieron recientemente que, en un ambiente de aire estancado, las gotas de líquido rociadas por la boca permanecieron en el aire durante ocho a 14 minutos antes de secarse.
“Estas observaciones confirman que existe una probabilidad sustancial de que el habla normal cause la transmisión del virus en el aire en ambientes confinados”, expusieron los autores en el estudio publicado en el Proceedings of the National Academy of Sciences el 13 de mayo.
Las personas presintomáticas han sido identificadas como el índice en varios brotes.
En la ciudad de Guangzhou, en el sur de China, un individuo que acababa de regresar de Wuhan, el epicentro de la pandemia mundial, presentaba síntomas mientras almorzaba el 24 de enero en un restaurante con su familia. Los científicos concluyeron que esa persona infectó a otras dos familias sentadas en mesas vecinas a unos tres pies de distancia, según un informe publicado por los CDC. Los científicos sospechan que las gotas infectadas del paciente se subieron a los flujos de aire impulsados por un sistema de aire acondicionado.
En Singapur, turistas presintomáticos de Wuhan visitaron una iglesia en Singapur el 19 de enero y comenzaron a mostrar síntomas varios días después. Otras tres personas que asistieron a la misma iglesia ese día también se enfermaron, incluida una que se sentó en el mismo asiento que los turistas, según un video de cámara de circuito cerrado documentado en un informe de los CDC. Las autoridades no descubrieron ningún asistente sintomático en la iglesia que la haya visitado ese día.
Es más fácil sofocar una enfermedad en la que los síntomas son obvios y en la que se produce una infección después de que aparecen los síntomas, dijo Kim-Farley. Por ejemplo, hay muy pocos casos asintomáticos de sarampión, y los funcionarios pueden identificar casos, aislarlos, encontrar los contactos cercanos de la persona infectada y ponerlos en cuarentena, apagando un brote.
Pero las enfermedades en las que hay una gran proporción de casos asintomáticos pueden ser mucho más difíciles de tratar. Por ejemplo, por cada 100 individuos infectados con polio, sólo una persona enfermó de parálisis, expuso Kim-Farley. “Entonces es muy asintomático. Es por eso que realmente no puede hacer un seguimiento de contactos para la polio, porque por cada caso que identifica que tiene síntomas, hay otros 99 que no lo hacen. Por tal motivo, se extiende silenciosamente en la comunidad”.
Por eso, en los años previos a que la vacuna contra la poliomielitis estuviera disponible a gran escala a mediados de la década de 1950, muchos padres mantenían a sus hijos en casa, incluso en el verano, cuando la propagación del virus parecía alcanzar su punto máximo. La poliomielitis fue una de las enfermedades más temidas de la nación, con un promedio abrumador de más de 35.000 personas al año.
Hay algunas estimaciones que sugieren que la proporción de pacientes asintomáticos puede ser incluso mayor de lo que los CDC han dicho públicamente: los expertos estiman que del 25% al 75% de las infecciones por coronavirus pueden ser asintomáticas, expuso Kim-Farley. Si está en el extremo superior, incluso los funcionarios de salud pública con sólidos recursos para detectar enfermedades podrían no descubrir gran parte de la propagación de la enfermedad.
En tal situación, los funcionarios de salud deben tomar medidas agresivas para proteger a los más vulnerables, como los de los hogares de ancianos, hasta que el número de casos nuevos caiga esencialmente a cero, dijo Kim-Farley.
La propagación silenciosa del coronavirus es una razón más para usar mascarillas en público, subrayó George Rutherford el jueves, un experto en epidemiología y enfermedades infecciosas en la Universidad de California en San Francisco, en un seminario web en el campus.
“Lo que realmente estamos tratando de hacer es evitar la transmisión al hablar”, dijo Rutherford. “Intentamos... impedir que las personas con infección asintomática la transmitan”.
Estados Unidos aprendió la lección de usar mascarillas un siglo antes. En una foto desenterrada que muestra a los fanáticos en un partido de fútbol de Georgia Tech durante la pandemia de gripe de 1918, la mayoría de las personas la usaban.
“Como puede ver, todos en las gradas tienen mascarillas. Entonces eso es lo que nos va a ayudar”, destacó Rutherford.
Las cubiertas faciales no sólo ayudan a evitar que las personas asintomáticas transmitan el virus a otros, señaló, sino que también brindan cierta protección al usuario.
Birx, de la Casa Blanca, ha enfatizado la importancia de las mascarillas, y dijo en ABC News: “El distanciamiento social es absolutamente crítico. Y si no puedes distanciarte socialmente y estás afuera, debes usar una mascarilla. Estos son elementos que realmente se vuelven críticos para proteger a las personas”.
Ella dijo que también sería importante evaluar proactivamente a los individuos asintomáticos, como los residentes y empleados en hogares de ancianos y trabajadores en plantas empacadoras de carne y en la agricultura. El coronavirus puede propagarse rápidamente en las condiciones adecuadas.
“Lo que me preocupa es: ¿qué estamos implementando para encontrar casos asintomáticos?”, cuestionó Birx. “Todas estas pruebas proactivas tienen que estar activas, y deben seguir ahí, porque eso determinará que permanezcamos abiertos de forma segura en el otoño”.
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