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“Se hizo el milagro”: padre al reunificarse con sus tres hijos después de 14 años

El corazón le palpitaba con más intensidad y las palabras se le atragantaban. Óscar Zavaleta era un manojo de emociones. La ansiada reunificación con sus tres hijos, a quienes dejó en El Salvador en el 2001, le dibujó una sonrisa de oreja a oreja que no podía ocultar.

“Siento que se me sale el corazón”, manifestó nervioso y asombrado de que la larga espera, que se prolongó por 14 años, terminó la noche de este miércoles en el aeropuerto de Los Ángeles, al recibir con abrazos y un ramo de flores a sus tres retoños.

Zavaleta, de unos 48 años de edad, dejó su país en el contexto de dos devastadores terremotos que golpearon el territorio cuzcatleco. Es originario de un pueblo ubicado en una región montañosa. Los habitantes se dedican al comercio o a la agricultura.

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Al emigrar de forma indocumentada, dejó a su hija mayor de tres años, a su hijo intermedio de un año y el menor todavía no nacía. Estos jóvenes tuvieron que criarse con la abuela materna, una mujer de aproximadamente 75 años.

“Yo ni lo conozco”, dijo el joven de 14 años, mientras esperaba que las maletas fueran entregadas por la aerolínea que lo trajo al Sur de California, en un vuelo que salió de El Salvador a las 7:30 de la mañana rumbo a Miami.

A la edad de tres años, cuenta este muchacho, sufrió otra separación. Su madre emigró a Estados Unidos para reunirse con su padre; entretanto, él y sus hermanos mayores veían como se las ingeniaban para salir adelante por su propia cuenta.

En la zona, un poblado remoto con un clima frío, poco a poco se fueron posicionando las pandillas, las que antes eran un problema exclusivo de la capital y las ciudades aledañas, pero que en la última década se expandieron hasta en los cantones.

“Está muy peligroso”, afirmó el adolescente que en el último año escolar cursó el séptimo grado, detallando que su rutina era de la escuela a la casa y viceversa, ante la amenaza de las llamadas ‘maras’. “Iba a veces a comprar a la tienda”.

La ola de violencia en Guatemala, Honduras y El Salvador provocó, en el 2014, la mayor ola migratoria de niños y adolescentes no acompañados, cuando ingresaron a la Unión Americana 68 mil menores. En el 2015, la cifra ascendió a 39,970.

Desde el 2010, asegura Zavaleta, estuvo deteniendo a sus hijos para que no se vinieran solos, un asunto en el que los adolescentes no dejaban de martillar. Sin embargo, finalmente encontró la manera de evitar la migración indocumentada.

“Me ponía a pensar que se fueran a perder y no volverlos a ver”, indicó al recordar que él conocía los riesgos de cruzar el territorio mexicano, nación que ha militarizado la frontera con Guatemala y que ha modificado las rutas y peligros para los migrantes.

A través del Programa de Refugiados para Niños Menores Centroamericanos (CAM), Zavaleta inició el trámite el 16 de noviembre de 2014. Después de diferentes entrevistas y documentar pruebas, los menores llegaron al aeropuerto local.

“Siempre soñé estar con ellos, no es lo mismo hablar [por teléfono] que estar con ellos”, aseguró la muchacha junto a sus dos hermanos, luego de salir por la terminal cuatro a las 6:30 de la noche en un vuelo que venía de Florida.

Ante la sorpresiva neblina y el tráfico pesado de Los Ángeles, a paso lento y con las flores en su mano izquierda, Zavaleta llegó a la base aérea 27 minutos después que sus hijos, para quienes representa el comienzo de una nueva vida.

“Siento mucha alegría porque por primera vez lo vi”, dijo el más joven con los ojos humedecidos y la voz entrecortada luego de abrazar a su padre. “Lo que quería era conocer a mi papá y mamá y quedarme con ellos”.

A casi un año de haber comenzado este programa, este grupo de jóvenes es el primero que llega a L.A., cuyo trámite y asistencia estuvo a cargo del Instituto Internacional de Los Ángeles (IILA), una de las tres organizaciones autorizadas en el Sur de California.

Zavaleta, amparado al Estatus de Protección Temporal (TPS), fue el primero que acudió por asesoría IILA, al crearse el programa para menores refugiados en diciembre de 2014.

“Todo lo que están haciendo [en IILA] está bien, lo puedo ver, ya tengo a mis hijos aquí”, aseveró el migrante salvadoreño, mientras terminaba de acomodar el equipaje de los muchachos en una camioneta, alrededor de las 7:30 de la noche.

“Se hizo el milagro”, manifestó Zavaleta. “Santa Claus mejor no se pudo portar conmigo, buen regalo”.

ASISTENCIA PARA REFUGIADOS CENTROAMERICANOS
Instituto Internacional de Los Ángeles
Tel. 323-987-8237
Dirección: 3845 Selig Pl., Los Ángeles
Charlas: Todos los lunes a las 9 am
Detalles: Los padres de familia que tengan TPS o residencia permanente puede aplicar al programa CAM para reunificarse con hijos que vivan en El Salvador, Honduras o Guatemala. Este trámite es gratuito y las personas interesadas pueden acudir por asesoría llevando actas de nacimiento de sus hijos, prueba de su estatus migratorio y una identificación del estado de California. Los hijos deben ser menores de 21 años.

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